Grasa

En los insectos predomina la presencia de ácidos grasos insaturados, mientras que en mamíferos y aves lo hacen las grasas saturadas. La presencia de demasiados ácidos grasos saturados en la dieta puede derivar en obesidad, enfermedad del hígado graso y otras complicaciones para la salud del animal. Dado que los lípidos tienen más energía bruta (9 Kcal
frente a las 4 kcal por gramo presentes en proteínas y carbohidratos) las grasas favorecen un rápido aumento de peso.
Los ácidos grasos son un requisito nutricional, facilitando la absorción de vitaminas (A,D,E,K), actuando como una reserva de energía, como amortiguador y sujección de órganos y manteniendo la temperatura del organismo. Los niveles de grasa presentes en los insectos pueden oscilar entre un 5 y un 55%.

En algunos manuales veterinarios se recomienda la inclusión del ácido linoleico (Omega 6) en la dieta en una proporción de 0,2%. Aún no existen estudios sobre la deficiencia de este ácido graso, pero se ha encontrado que la reducción de reservas de grasa en órganos y vísceras en reptiles, está asociada con una reducción del tamaño de los huevos en la época de cría. Debemos tomar en cuenta la reducción de colesterol en la dieta, principalmente a largo plazo ante la aparición de arteriosclerosis en reptiles en cautividad.

Por todo esto, es importante incluir diferentes tipos de insectos en la dieta global, ya que algunas especies de insectos carecen de ácido linoleico y ácido linolénico (por ejemplo, las cucarachas).